sábado, 30 de marzo de 2013

Poema 39


*

Sebastian

Oh, Dios!
Me sentenciaste a tres clavos
por intentar ponerme
el disfraz de agua,
por ti.

Yo, transido de dolor,
adherido al árbol de la inocencia,
cual talle al desnudo,
costado en rojo y la flor marchita,
me di.

Me escupiste por tres veces
en mi boca abierta.
Todo dolor,
lloré mi amor a oscuras
en el armario del olvido.

Ahora, un reguero de sangre
cubre el sexo que una vez tomaste,
para posar colgado
en la eterna estampa de tu pecado.
Oh, Dios!
Por ti.

*